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jueves, 13 de marzo de 2025

456. Mi vida siendo padrastro

Escucha este artículo (6:58 min)


La vida está llena de cambios. Las circunstancias no son las mismas a medida que pasa el tiempo. Y, en esta ocasión, quiero contarles sobre un cambio en particular que viví cuando me casé con mi Eve, un cambio que jamás de los jamases pensé que iba a experimentar. ¿De qué hablo? Hablo de mi vida siendo ahora papá.

Lo primero que hay que dejar en claro que no soy papá en el estricto rigor de la palabra. Soy padrastro: mi Eve tiene una hija, fruto de una relación anterior, y que actualmente tiene 13 años. Hablo de Antonella (quien nos apoya en Donde Panchito desde el anonimato). Y hablo de un cambio en mi vida muy brusco porque nunca tuve la intención de tener hijos; mucho menos criar una hija que no es biológicamente mía. ¿Cómo ha sido vivir este cambio de ser un hombre divorciado a formar una familia ensamblada?

Miedo
Sí: es lo primero que sentí. Miedo. Ya tenía miedo a que me causaran daño nuevamente al iniciar una relación, y a eso había que sumarle el miedo por Antonella. Cuando inicié mi relación con Evelyn a mediados del año 2022, tuve miedo de la reacción que tendría Antonella cuando supiera que su mamá tenía pareja. De hecho, el pensar en eso me retuvo durante un tiempo de lanzarme a iniciar algo con Evelyn. Finalmente ella se armó de valor e inició esta relación. No quise decirle que me preocupaba la Anto, y no sé por qué no se lo dije. Así que comenzamos con nuestra relación, relación que, durante un par de semanas, sólo lo sabíamos los dos.

Cuando conocí a mis chicas, noté que Antonella era una niña muy tierna y querendona. Conmigo no fue la excepción: conversábamos mucho y actuaba de tal forma que comencé a quererla. Me cayó bien y, como les dije, era una niña muy tierna a sus 9 años. De a poco ella y yo comenzamos a formar un vínculo. Quizá por eso preferí no contarle el miedo que tenía a mi Eve: en el fondo tenía la confianza de que Antonella podría acostumbrarse a que su mamá reiniciara su vida con alguien, y que ese alguien fuera yo.

El día en que le contamos todo a la Anto
Llegó el momento en que Eve y yo decidimos que era hora de contarle a la Anto nuestra relación. Así que armamos un panorama para ese día y salimos los 3 a pasear. Fuimos a comer pizza cerca de la Universidad de Concepción y dimos un paseo por el parque. Nos sacamos muchas fotos y lo pasamos muy bien. La idea era que, cuando las fuera a dejar a su casa, antes de irme a la mía, le contaríamos sobre lo nuestro. Y así fue.

El acuerdo era que, estando allá, Evelyn hablara con su hija y le contara lo que sucedía. Había más confianza entre ellas, por lo que creí que era mejor así. Llegado el momento, Evelyn le dice a su hija: "Antito. Queremos contarte algo muy importante. Y el tío Pancho será quien te lo dirá". Me mira y me tira toda la responsabilidad a mí. Yo quedé estupefacto, porque me pilló por sorpresa. Me armé de valor (sí, valor, porque algo de miedo aún sentía) y le dije a Antonella que tenía una relación amorosa con su mamá. Claro, a su edad, no le dimos mayores explicaciones. Pero con eso fue suficiente.

Antonella quedó unos 10 segundos pegada, totalmente inmóvil. No movía ningún músculo de su cara. Me dio mucho miedo. "¿Y si no le agrado? ¿Y si no me acepta? ¿Y si no acepta que su mamá tiene derecho a reiniciar su vida sentimental con otra persona que no fuera su papá biológico?". Todo eso pensé en esos eternos 10 segundos. Preguntas válidas, puesto que si mis miedos eran ciertos, el éxito de la relación estaba en juego: si no le agradaba a la Anto, la relación iba a ser forzada, con altas probabilidades que no resultara y todos sufriéramos.

Pero todos esos miedos quedaron atrás cuando, de pronto, esbozó una gran sonrisa de oreja a oreja y, moviéndose locamente por todo el living, decía: "Yo sabía. Lo sabía. Por cómo se trataban y se miraban. Era obvio todo esto". Estuvo así unos momentos cuando, de la nada, se abalanza sobre su madre y, abrazándola, le dice: "Por fin tendré una familia".

Esa frase de la Anto me destruyó por dentro

Esa frase me hizo entender la tremenda responsabilidad que me estaba echando encima: la de formar una familia con quienes tuvieron una en el pasado (como yo), pero que se había desmoronado por completo. Así, comenzamos los tres a formar nuestra familia, la que llamamos "la familia más bakán y feliz del universo".

La familia Albornoz Beltrán
Pasaron los meses. Nuestro vínculo comenzó a crecer. Eve y yo nos casamos y surgió la familia Albornoz Beltrán. Y, a decir verdad, no ha sido fácil. Si un matrimonio sólo es difícil de construir al principio, imagínense con una hijastra. Acostumbrarnos a vivir los tres, con sus costumbres, su forma de ser y sus mañas... estoy consciente de que tuvo que costarles mucho a mis chicas acostumbrarse a que ahora haya un hombre en casa, cuando estuvieron años las dos solas. Y les agradeceré enormemente el esfuerzo y apoyo que ponen para que todo vaya bien, a pesar de los problemas y dificultades.

Y, poco a poco, comencé a ver a Antonella como mi hija. El término hijastra no me gusta. Prefiero hija, aunque en estricto rigor no lo sea. Antonella tiene su propia relación con su padre, y eso está super bien. Ella me dice "tío" de cariño y respeto. Y está bien así: es lo que corresponde para no pasar a llevar sus sentimientos, ni tampoco a su verdadero padre.

Pero el cariño que hay entre los dos (y es lo que siento) es muy parecido al de un papá con su hija. Muchas veces me cuenta sus problemas, juega conmigo o me pide salir a predicar juntos. La ayudo con sus tareas, cuando puedo la voy a buscar al colegio o participo en actividades escolares al ser el apoderado sustituto. Salimos a pasear o de vacaciones, y la aconsejo cuando tiene los dramas propios de su edad. También la disciplino cuando hay que hacerlo. Todo esto Eve y yo lo hacemos porque amamos a nuestra hija, y es lo que todo padre y madre debe hacer. Pero, en mi caso como padrastro, quiero llegar ser el papá que siempre tuvo que tener. Y espero poder lograrlo.

Y, ahora, ¿siento miedo? Algunas veces sí: Antonella tiene 13 años ahora y tiene sus propios desafíos: la adolescencia, los chicos, los estudios, su actividad espiritual... pero, ¿saben? Me gusta todo esto. Siento miedo algunas veces al pensar qué nos depara el futuro, mas al juzgar lo que hemos vivido los tres hasta el momento, siento que todo será genial. Hemos formado una hermosa familia ensamblada, con todos sus desafíos, pero siempre tomados de la manos los 4 (junto con Dios, obviamente). Y estoy 100% seguro que, si seguimos queriéndonos como hasta ahora y, con la ayuda de Dios, lograremos tener la familia más bakán y feliz del universo.
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*: Antonella es menor de edad, por lo que no subiré fotos de ella mostrando su rostro, para proteger su identidad.
Procedencia de la imagen del principio: Silueta De Personaje Png vectors by Lovepik.com

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